Dar la vida, es indudablemente dar la muerte. Vida y muerte están íntimamente ligadas para cada ser hablante. La experiencia analítica nos lo demuestra cada día: uno y otro vienen a enfrentarse, a confundirse, a responderse en un movimiento continuo. La muerte al horizonte invita al pasado a tomar lugar en el instante presente, cuestionando los orígenes.
¿La predicción genética cambia esta relación al tiempo? François Ansermet revisita los tres tiempos lógicos a la luz de la predicción genética: esta “implica un momento de concluir que coincide con el instante de ver, dejando en suspenso el tiempo para comprender” [1]. La predicción, por esencia, aplasta el tiempo de la sorpresa por el efecto “demasiado lleno de saber” [2] que puede resultar engorroso.
Sin embargo, este tiempo para comprender es necesario para sembrar la duda en lo que parece estar ya escrito de lo íntimo del sujeto, su trama fantasmática, y hacer surgir una exterioridad. Es la abertura que procura la sesión analítica de orientación lacaniana: “un lapso de tiempo […] que permite pensar los fenómeno de atravesamiento” [3] y puede ofrecer al sujeto “una relación diferente con su inconsciente” [4]. Gracias a la interpretación y a la dimensión de la sorpresa que le es intrínseca, se introduce una discontinuidad en la lectura de ese ya escrito, revelando la dimensión de malentendido que acompaña cada ser hablante en su venida al mundo.
Phillippe Hellebois y Manuel Fernández Blanco nos introducen a esta cuestión del tiempo en la filiación.
Bibliografía
Freud S., “Fragmento de análisis de un caso de histeria (caso Dora)” (1905 [1901]), Obras completas, tomo VII, Buenos Aires, Amorrortu editores, 1992 p.90-91.
Traducción: Micaela Frattura
Fotografìa : ©Gaëlle Poblome
[1] Ansermet F., « Prédire un enfant », p.25.
[2] Ibid., p.26.
[3] Miller J.-A., « Introduction à l’érotique du temps », la Cause freudienne n°56, p.76.
[4] Ibid.