«La familia no es natural, no es un hecho biológico, es un hecho social[1].»
En 1898, en su texto La sexualidad en la etiología de las neurosis, Freud declaró que «sería uno de los máximos triunfos de la humanidad, una de las más sensibles liberaciones de la compulsión natural a que está sometida nuestra especie, que se elevara el acto responsable de la procreación hasta el nivel de una acción querida y deliberada, desentreverándolo de la satisfacción obligada de una necesidad natural». Unas pocas líneas de especial interés le siguen: «quien llene aquella laguna de nuestra técnica médica habrá preservado el goce de la vida para incontables personas y mantenido su salud, al tiempo que habrá iniciado una alteración profundísima en los estados de nuestra vida social»[2].
El primer paso de la separación entre la procreación y las relaciones sexuales se dio en 1960, año de la aprobación de la Pincus, la píldora anticonceptiva, por la FDA estadounidense. En 1965, 6,5 millones de mujeres en Estados Unidos ya tomaban la píldora.
Si en un principio los laboratorios científicos unidos por el lema «haz el amor, no la guerra» trabajaron en beneficio de la emancipación femenina y del placer del sexo libre, en los años 80 el mundo científico comenzó a explorar el amplio abanico de sus posibilidades para crear vida mediante la fecundación in vitro, haciendo de la procreación un derecho universal. Surge un nuevo lema: ¡t o d o s pueden ser padres!
Sin embargo, en 1957 el caso de una mujer que concibió al hijo de su marido muerto mediante una inseminación artificial post mortem, atrajo el interés de Lacan. Para Lacan se trata de «una ilustración apasionante de lo que -él llama- la x de la paternidad». Afirmando que «en este caso, el verdadero padre es también el padre muerto», dio un paso más y se acercó a la realidad de nuestra sociedad post-sexual. «Una vez que empecemos a ir por este camino, estaremos embarazando a mujeres, dentro de cien años, con niños que serán hijos directos de hombres de genio que están vivos ahora, y que se habrán conservado preciosamente desde ahora hasta entonces en pequeños frascos. […] La cuestión es, pues, la de saber cómo, por qué camino y de qué manera, el discurso de su antepasado se instalará en el psiquismo del niño, discurso cuyo único representante y vehículo será la madre. ¿Cómo es que ella hará hablar a este ancestro conservado?»[3]
Aun cuando hoy en día los «hombres genio» o el esperma inseminado del padre muerto se sustituyen comúnmente por esperma donado de manera anónima, «al menos hasta ahora, a nadie se le ha ocurrido decir que era hijo de tal o cual espermatozoide», en otras palabras, «el Padre no es el genitor»[4].
La función paterna encarnada no refiere necesariamente al padre biológico o a la madre biológica en el marco de una familia tradicional. La ciencia ha permitido, en efecto, algunos cambios drásticos en el lazo social, cambios reivindicados por el discurso hipermoderno de la civilización, el discurso para el cual el «»no hay relación sexual» no parece aterrador; al contrario, es una verdad del sentido común»[5].
Cuando Ivan Fatovic creó Modamily, la aplicación que ayuda a la gente a encontrar personas con las que co-paternar, especificando su preferencia en una variedad de acuerdos de paternidad, desde asociaciones 50/50 hasta donantes de esperma anónimos, ésta estaba dirigida a personas solteras de cualquier género o sexualidad, mientras que, anteriormente, los sitios de co-paternidad estaban dirigidos sólo a la comunidad LGBT. En una frase, resume la incredulidad ante la pareja parental: «La coparentalidad es como saltar directamente al divorcio, sin el trauma de tener que ver cómo tu padre y tu madre se desenamoran […]Ninguna configuración familiar es sencilla y todas las familias tendrán periodos complicados, pero en el caso de la coparentalidad platónica los padres pueden prepararse para ello desde el principio”[6].
La familia a la manera de Uno
Criar hijos con un copadre sin romance fue lo que instó a David Jay, fundador de la «Red de Visibilidad y Educación Asexual» (A.V.E.N.) a construir una familia legalizada de tres padres, aunque no una «tradicional»; esta última incluye una pareja del mismo sexo y un proveedor de esperma masculino que está presente como copadre platónico. Jay vive con una pareja heterosexual casada y no forma parte de su matrimonio, pero es el padre de su hija biológica, cuyo nombre completo incluye sus tres apellidos. La familia de Jay no tiene raíces en la reproducción asistida ni en el poliamor, sino más bien en sus ideas sobre las relaciones informadas por su identidad asexual.
En su tesis doctoral, Jay ha tratado la cuestión de qué diferencia las relaciones sexuales de las no sexuales, además del sexo. Su conclusión se refiere a la falta de permanencia, o al menos de la expectativa de esta. Enfocarse en la parentalidad le da a Jay la posibilidad, tal como él lo afirma, de evadir por completo «este universo entero de navegar a través de implicaciones sobre nuestras relaciones sexuales.»[7]
La paternidad platónica es una forma de desviar el trauma de la inexistencia de la relación sexual en nuestra era post edípica. La ciencia asegura los medios para que el significante único «(co)padre» prevalezca sobre la diferencia entre hombre/mujer, o incluso la maternidad/paternidad, dejando el agujero de la sexualidad sin experimentar. Sin embargo, ningún ser humano mientras hable puede evitar el trauma del impacto del lenguaje en el cuerpo, el cual deja huellas, síntomas y emociones en él[8]. El cuerpo a través de sus acontecimientos, sus síntomas, pone en cuestión todos los juegos significantes dejando desvalido a quien acabe construyendo una nominación en sus sueños.
Traducción: Francisco Gomes
Revisión: Belén Vigil Mendoza
Fotografía: ©Emmanuel Kervyn – http://emmanuelkervyn.canalblog.com/
[1] Lacan J., Family Complexes in the Formation of the Individual, transl. Cormac Gallagher, Antony Rowe, 2002
[2] Freud, S. (1962). La sexualidad en la etiología de las neurosis 1898). (Trad. Etcheverry J.L.). Obras Completas, Tomo III. Amorrortu editores.
[3] Lacan, J. (1995). La relation d’objet. Le séminaire, IV (1956-57), p. 375-376. Paris: Seuil
[4] Lacan J. Televisión en Otros Escritos. Paidós.
[5] Brousse M.-H., Un néologisme d’actualité : la parentalité, in Revue de la Cause Freudienne, 2005/2 (No 60)
[6] https://uk.news.yahoo.com/amphtml/new-app-lets-single-people-find-someone-co-parent-no-romance-necessary-105515930.html
[7] https://www.theatlantic.com/family/archive/2020/09/how-build-three-parent-family-david-jay/616421/
[8] Miller J.-A., « Biologie lacanienne et événement de corps », La Cause freudienne, Paris, Navarin/Le seuil, N° 44, février 2000, p.39.