Al dotar al deseo de tener un hijo de posibilidades casi ilimitadas, los avances científicos prometen ahora superar la contingencia imposible que hasta ahora limitaba la voluntad de procrear. De hecho, si ya no hay imposibilidad natural, el deseo de tener un hijo se convierte en un derecho para todos.
Dominique Laurent, en el texto Tecno-maternidades que publica este número, despliega lo mucho que, “al alterar las condiciones de procreación, las PMA han contribuido a demostrar la ilusión naturalista de la noción de familia y la supuesta universalidad del deseo de tener un hijo, anclada en el modelo configurado por la Ilustración.” Stella Harrison también identifica un cambio posterior que se produce: si «el vientre materno se ha convertido en el elemento estructurador del sistema, (…) este sistema se orienta hacia otro en el que la verdad genética deviene el elemento estructurador. El progreso y la ayuda de la ciencia transmiten a su vez sus cortejos de mandatos en forma de un Si puedes, debes concebir un hijo hoy, y tu deseo es la ley. «
Como contrapartida, surge una iatrogenia particular de estos PMA en lo que respecta al deseo: cuando se acentúa la disyunción entre la demanda de un hijo y el deseo de un hijo, es el sujeto deseante como tal el que tiende a desaparecer.
Sin embargo, corresponde al psicoanálisis, como señala D. Laurent, » poner de relieve cómo el deseo de tener un hijo, transformado por la ley, se emancipa como tal y deviene objeto de una exigencia femenina y de un deseo de maternidad que ahora puede liberarse de una relación con el otro sexo.”
Por lo tanto, en la época del malestar en la procreación, cuando el imperio del padre y de la ley declina, ¿cómo regular los caprichos, los fantasmas, las extravagancias?
Si el padre, como operador simbólico, viene a encarnar el punto según el cual toda formación humana pasa por un freno al goce, asistimos hoy a una pluralización del operador.
En las curas de los sujetos contemporáneos, vemos el carácter fantástico o incluso extravagante que puede adquirir el deseo por un hijo, un deseo que siempre está ligado a un fantasma singular del cual el niño constituye un plus-de-jouir particular. Es cierto que el fantasma se ilumina ahora de una manera nueva con las PMA, pero es en el tratamiento analítico donde se revela verdaderamente para los sujetos. S. Harrison y José Martinho nos ofrecen aquí unas preciosas viñetas clínicas.
Buena lectura
Fotografía: ©Swoboda Frédéric : Www.proximac.blog
Extracto de la bibliografía
Lacan J., “ De una cuestión preliminar a todo tratamiento de la psicosis”, (1958), Escritos, Madrid, siglo veintiuno de españa editores, 1985, p. 538.